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Ideas para que empresas fortalezcan su respuesta a la pandemia

Artículo de Por Kevin MossLeonardo Martinez-Diaz y Lauren Sidner

La crisis desatada por la pandemia del coronavirus representa una oportunidad para que los líderes empresariales adopten un enfoque socialmente responsable que ayude en la creación de sociedades y economías más resilientes y prósperas. Por el lado de las inversiones, resulta imperativo y urgente entender que las medidas para hacer frente a la pandemia del coronavirus y al cambio climático están ligadas, y que no se puede desatender a una sin que ello impacte en la respuesta a la otra.

La propagación del virus SARS-CoV-2 golpeó a las sociedades como un tsunami con el cierre de fronteras, el distanciamiento social, la suspensión o cancelación de operaciones y al llevar a la economía global a su peor momento desde la Gran Depresión de 1929.

La respuesta instintiva inicial a esta crisis por parte de las empresas e inversionistas podría conducirles a hacer todo lo posible por volver al orden económico y social anterior, un modelo que en el imaginario colectivo representa seguridad y prosperidad. Sin embargo, desde hace tiempo sabemos que dicho modelo es insostenible e incompatible para la creación de sociedades y economías resilientes y prósperas.

Esta crisis representa una oportunidad para que los líderes empresariales se embarquen en un viaje de transformación que nos lleve colectivamente a un entendimiento renovado del capitalismo, y mediante el cual podamos atender la emergencia sanitaria actual sin exacerbar la inminente crisis climática.

Por el lado de las inversiones, resulta imperativo y urgente entender que las medidas para hacer frente a la pandemia del coronavirus y al cambio climático están ligadas, y que no se puede desatender a una sin que ello impacte en la respuesta a la otra.

En concreto, detectamos cuatro oportunidades para que las empresas puedan construir un futuro más sostenible y próspero, y cuatro ideas para garantizar inversiones que fortalezcan la respuesta a la pandemia y a la amenaza climática simultáneamente.

Cambiar los modelos de negocio

La pandemia abre la oportunidad de transitar de una economía linear a una circular, es decir, de pasar de vender más y más cosas a revender productos usados, ofrecer más servicios y crear nuevos tipos de empleos.
Hace tres años, Simon Wolfson, presidente de la tienda de moda británica Next, dijo: «Las ventas van en picada porque la gente ya no quiere hacerse de más cosas».

Ante esta situación, a finales de 2019, gigantes como Ikea y H&M comenzaron a explorar modelos de negocio que lucraran con la reparación, la reventa y el préstamo de servicios. El confinamiento que experimenta una buena parte de la población mundial en 2020 ha llevado a la gente a darse cuenta que la realización no proviene de los objetos que compran, sino de los servicios y las experiencias a las que acceden.

Priorizar el componente social en las cuestiones ambientales, sociales y de gobernanza empresarial

Las empresas tienen ante sí la oportunidad de demostrar su compromiso con la salud, la seguridad y la prosperidad de todas sus partes interesadas al tomar en cuenta la desigualdad en su modelo empresarial. Es bien sabido que los más vulnerables son afectados de manera desproporcionada en tiempos de crisis. Sin embargo, las crisis también ponen de relieve la interdependencia que existe entre todos los miembros de la sociedad.

Por ejemplo, en la crisis actual, se ha evidenciado que los modelos de negocios que no protegen los ingresos y la salud de todos son contraproducentes, ya que los miembros más pobres de esa cadena son incapaces de adoptar medidas esenciales para hacer frente a la pandemia, como el distanciamiento social, que para muchos es un lujo inasequible. Los criterios medioambientales, sociales y de gobernanza empresarial (ESG) deben poner atención en el componente social ahora más que nunca.

Deshacerse de las limitaciones externas

Una queja habitual de los líderes de empresas innovadoras y sostenibles es que no pueden hacer muchas cosas porque están sujetos a los mandatos limitados dictados por sus inversores, por sus clientes y por los diseñadores de políticas.

La pandemia del coronavirus brinda la oportunidad de superar algunas de estas limitaciones, ya que abre la puerta a un nuevo contrato social en el que las empresas asumen una función más amplia en asegurar el bienestar de toda la sociedad. Como dijo el famoso premio Nobel de Economía Paul Romer en 2004: «Una crisis es algo terrible que desperdiciar”.

Invertir en las cadenas de suministro

Con la pandemia, la importancia y la fragilidad de las cadenas de suministro mundiales saltan a la vista. Gracias a los esfuerzos por establecer Objetivos de alcance 3 en el marco de la iniciativa de los Objetivos Basados en la Ciencia (SBTi), sabemos que, para la mitigación del cambio climático, es esencial comprender las cadenas de suministro, disponer de datos exhaustivos y precisos, y hacer partícipes a los proveedores mundiales. Una crisis sanitaria mundial como la actual supone los mismos retos. Para que las cadenas de suministro sean más resistentes a pandemias y desastres, las empresas deben comprenderlas mejor y apoyarlas.

Las inversiones: clave para construir resiliencia

Las inversiones dirigidas a parar la propagación del COVID-19 deben ir de la mano con aquellas encaminadas a mitigar los efectos del cambio climático. Es decir, en lugar de competir por recursos deben reforzarse mutuamente.

Aquí hay cuatro ideas sobre cómo hacerlo:

Las inversiones bajas en carbono pueden ayudar a las economías a recuperarse

Las reducciones en emisiones contaminantes causadas por las crisis económicas tienden a ser temporales y pueden dar lugar a un repunte de emisiones a medida que las economías intentan volver a la normalidad. La buena noticia es que un número creciente de estudios demuestra que apostar por modelos bajos en emisiones de carbono es la mejor manera de obtener beneficios económicos y sociales duraderos. Una acción climática audaz podría aportar al menos 26 billones de dólares en ganancias económicas mundiales netas de aquí a 2030, en comparación con la situación actual, según la Nueva Economía del Clima.

Invertir en una atención a la crisis sanitaria que aborde tanto la pandemia como el cambio climático

En las próximas semanas y meses, se invertirán miles de millones de dólares en el sector salud en todo el mundo como parte de las estrategias de control del coronavirus. Parte de este gasto se dirigirá a atender la escasez de personal médico, pruebas médicas y equipos de soporte vital y de protección.

Otras inversiones se destinarán a fortalecer la infraestructura sanitaria de los países, las tecnologías de la información y sus capacidades de reacción. Muchas de estas inversiones, sin embargo, podrían simultáneamente hacer a las comunidades más resistentes tanto a las pandemias como al cambio climático. Los proveedores de financiación para asuntos del clima deberían a su vez considerar invertir en la salud pública.

Fortalecer la arquitectura de la financiación del riesgo de desastres

Ante un desastre -ya sea una pandemia o una catástrofe relacionada con el clima- una financiación rápida es clave para tener una respuesta exitosa. Para fortalecer la arquitectura de la financiación del riesgo de desastres se requeriría aumentar la cantidad de préstamos y subvenciones disponibles para ayudar a los países a evaluar y medir sus riesgos, así como el desarrollo de nuevos productos y servicios del Fondo para Desastres. También es necesario hacer más asequibles los productos existentes.

Poner en marcha redes de seguridad social sensibles a los desastres

Las redes de seguridad social que atienden casos de desastres naturales podrían igualmente atender  pandemias, ya que actualmente muchos hogares se enfrentan a la pérdida de su empleo y a gastos médicos inesperados. Las transferencias de efectivo de emergencia podrían ayudar a las personas a evitar la peligrosa decisión entre salvaguardar su salud y la de los demás y ganar lo suficiente para pagar subsistir.

Nos encontramos en situaciones desconocida, pero las herramientas y los conocimientos que ya existen para la resiliencia climática también deberían desplegarse para ayudar a las comunidades a hacer frente a las pandemias, y las medidas para protegernos de esta y de futuras pandemias también pueden ayudar a fomentar la resiliencia a los impactos climáticos.

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